Originariamente, Los automóviles Bugatti eran vehículos altamente exclusivos y de lujo que solo se podían permitir comprar clientes muy adinerados entre los cuales se encontraban algunos personajes de la nobleza. Este fue el caso del antiguo Bugatti Royale, que era un automóvil diseñado y destinado especialmente para la realeza, el cual disponía de dos compartimentos, uno abierto para el chófer conductor y su acompañante, y otro totalmente cerrado para resguardar de la intemperie a los nobles pasajeros.

 

Más recientemente y tras la compra de esta marca francesa por parte del grupo automovilístico Volkswagen, los últimos modelos de Bugatti que han surgido al mercado han sido diversos coches deportivos biplaza de gran potencia y elevadas prestaciones.

 

Por tanto, lo que se echa de menos en esta marca, es el resurgimiento de una limusina de lujo capaz de competir con otros fabricantes tal y como pudiesen ser la Rolls-Royce, Maybach o Bentley, para lo que mi respuesta ha sido la creación de este nuevo diseño denominado Imperator, o sea, el cabecilla de todos los automóviles de lujo de altas prestaciones.